Este fin de semana nuestra parroquia se llenaba de gozo con la celebración de las primeras comuniones en tiempos de coronavirus.
A pesar de que el Covid19 obligó a modificar los planes iniciales, ello no restó intensidad, ilusión y muchos nervios. Y no era para menos, Sabela, Iria y Marcos comenzaban su vida eucarística renovando las promesas bautismales y rodeados del cariño de todos los suyos. Aprovechamos para felicitarlos a ellos, a sus familias y a sus catequistas.
La pandemia del coronavirus trajo como consecuencia la modificación de las Primeras comuniones en las fechas que estaban programadas. Las catequesis presenciales se tuvieron que suspender pero continuaron vía online bajo el eslogan de “la catequesis no se para, continúa en casa”.
Con el fin del estado de alarma pero manteniendo las restricciones de aforo en el templo, la parroquia ha tratado de facilitar a las familias que así lo pidiesen el poder celebrar la primera comunión de sus hijos en las misas de verano y así no tener que esperar al curso que viene o estar pendientes de la evolución de la pandemia.
Durante julio y agosto está previsto que treinta niños, cuyas familias han optado por esta modalidad, reciban por vez primera en nuestra parroquia el Pan de los Ángeles, porque “las primeras comuniones no se paran, se celebran con los de casa”.
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